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das Mystische 2.1

Diálogo

El gusto es mío, pero también la equivocación y el esfuerzo. Pero no conviene abusar de ciertos términos o conceptos porque al final se acaba padeciendo un involuntario ejercicio de deconstrucción y las palabras empleadas indiscriminadamente ya no significan nada; el poeta del romanticismo utilizaba la poesía para curar las heridas producidas por la Razón, pero no está de más, en algunas ocasiones, utilizar la Razón para curar las heridas producidas por el poeta romántico.

A cada día diferente le corresponde un carácter diferente; pero la suma de los días no da como producto un carácter definido sino el resultado de todos los caracteres ridículos que se han ido sucediendo a lo largo de nuestros días. Yo también soy el dentista, el bombero y el psicólogo y soy tan culpable como mi vecino de utilizar la misma máquina imposible que mi vecino, de consumir el mismo preservativo profiláctico que mi vecino, de leer, cuando en otoño se apagan las luces, la misma poesía incomprensible que mi vecino. Poesía del romanticismo, por cierto. De algunos filósofos (por incomprensibles) mejor ni hablamos.

A mi lado, no lo olvidemos, una persona desconocida me acompaña y aparentemente tampoco significa nada. En el proceso diario de deconstrucción a la que se ve sometida aparece como una sombra difusa, difuminada por líquidos químicos y teorías conspirativas mucho más efectistas que efectivas. Juntos caminamos por pasillos iluminados artificialmente y a veces sonreímos porque sabemos que la vida carece de sentido. Aunque también sabemos que vivirla resulta maravilloso, que recorrer esos pasillos iluminados artificialmente resulta maravilloso, y que por eso mismo caminamos juntos y sonreímos o nos enfrentamos y maldecimos a los dioses juntos; y nos esforzamos y equivocamos siempre juntos, iluminados por luces artificiales o ensombrecidos por lo común y lo cotidiano, en una danza sin sentido donde todos bailamos sin sentido, como los dichosos poetas románticos, en una fiesta divertida donde, a pesar de los pesares, continuamos vivos.

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